Una de las cifras macroeconómicas de mayor relevancia para hacer lecturas de entorno económico y financiero de corto plazo para los hogares y las empresas en sus procesos de toma de decisiones, es conocer la dinámica del ciclo económico y el desempeño de los agentes de la producción y el gasto agregado periodo a periodo, lo cual ofrece señales del termómetro de la actividad económica y responde a la gran pregunta: ¿cómo va la economía de nuestro país?
El DANE esta semana publicó que la economía colombiana en su conjunto creció anualmente, en la medición de variación del producto interno bruto-PIB, un 0,7% en el primer trimestre 2024, 2,1% en el segundo trimestre y 2% en el tercer trimestre del año, en comparación con el rango entre 2,1% y 2,5% de proyección de los analistas nacionales y de economías referencia como Estados Unidos (2,7%), China (4,6%), Indonesia (5%), Corea del Sur (1,7%), España (3,4%), Francia (1,3%), Portugal (1,9%), México (1,5%) y Costa Rica (3,7%).
La variación porcentual positiva del PIB significa que efectivamente el país está generando un mayor volumen monetario de riqueza, pero no todos los sectores económicos presentan el mismo incremento, así como los agentes económicos (hogares, empresas y gobierno) están registrando diversos niveles de gasto.
Desde la producción, hay que destacar el comportamiento de trimestre en construcción de carreteras y obras de ingeniería civil, actividades artísticas, entretenimiento y recreación, actividades agropecuarias y servicios financieros que tuvieron tasas de crecimiento anual del 16,5%, 14,1%, 10,7% y 4,4% para el tercer trimestre 2024, superando el 2% del PIB; por otro lado, hay actividades con cifras negativas o crecimientos marginales como: -7,1% en explotación minera; -62% en servicios de alojamiento y comida; -1,3% en industria manufacturera; -1,7% en construcción de edificaciones; 0,5% en servicios profesionales, científicos y técnicos; 0,8% en información y comunicaciones; 1,6% en transporte y almacenamiento; y 1% en suministro y distribución de servicios públicos; mostrando un panorama claroscuro de la actividad económica, especialmente preocupante en sectores que tienen fuertes encadenamientos con otras ramas productivas, y retador frente a otros sectores en ascenso, en los que hay dificultades en materia laboral, en relación con ingresos y productividad.
Desde el gasto, la expansión del 2% en el PIB se reflejó en una contracción del -4,3% en el consumo público, asociada a la presión presupuestal del gobierno; un aumento del 1,6% en el consumo final de los hogares, con el 1,3% en servicios, 1,8% en bienes no durables, un favorable 6,2% en bienes durables, y un positivo 4% en formación bruta de capital fijo en la inversión privada, resaltando un 12,8% en otros edificios y estructuras y 5,9% en maquinaria y equipo, pero un decrecimiento del -9,1% en vivienda, resultado combinado de una gradual flexibilidad de la política monetaria, una menor presión inflacionaria y la ineficiente gestión de la política de vivienda actual.
Figura 1. Tasa de crecimiento anual PIB de Colombia, serie trimestral 2014-2024
Fuente: elaboración propia con base en DANE
Mientras que durante todo el 2023 la economía colombiana creció un 0,6%, en lo corrido de los tres trimestres que van del 2024 la variación real es de 1,6%, cifra coherente con una reactivación económica, pero desafortunadamente en una dinámica bastante lenta, por debajo del crecimiento potencial y de las expectativas de mercado. Además, son varias ramas de actividad con cifras negativas para el año, sobre todo en la industria: -2,4% elaboración de productos alimenticios, -5,5% fabricación de productos textiles y prendas de vestir y accesorios, -0,6% transformación y fabricación de madera, -3,5% fabricación de productos del petróleo, -1,6% fabricación de productos metalúrgicos y -1,6% fabricación de muebles; igualmente en otras ramas: -2,4% construcción de edificaciones, -5,4% servicios de alojamiento y comida, -0,9% información y comunicaciones, -0,2% educación de mercado, -0,9% servicios administrativos y de apoyo.
En este sentido, la economía colombiana está atravesando por una posible subutilización en su capacidad productiva, lo cual tiene implicaciones en la productividad factorial, y en la generación de riqueza en ingresos para la población y de oportunidades de expansión del empleo en el mercado de trabajo.
Si bien existen resultados alentadores en el sector agropecuario, hay que recordar que este genera 9 de cada 100 pesos del PIB (9%); otros sectores no están logrando buenos resultados: explotación de minas (4,4%), industria (10,2%), construcción (4,1%), transporte y almacenamiento (4,6%), alojamiento y servicios de comida (3,6%), y servicios profesionales y administrativos (6,5%); estos sumarían 33,4 pesos de cada 100 pesos del PIB.
Básicamente, el 70% del crecimiento de la economía está dependiendo de la contribución de la producción agropecuaria y actividades artísticas y de recreación, sin tener presente el peso de la administración pública, donde las condiciones de sostenibilidad y aumento del valor agregado exigen cambios estructurales en sus aparatos productivos.
Surge la hipótesis de si más bien podríamos estar experimentando un fenómeno temporal de un ambiente favorable de producción (costos) para la agricultura, pesca y ganadería y una coyuntura de preferencias del consumo en los hogares. De hecho, al interior del gasto de consumo de los hogares, mientras el consuno final creció un 1,6%, por finalidad se muestran algunos bienes y servicios con mejores cifras: 3,1% en alimentos y bebidas, 3,7% en muebles y artículos para el hogar, 3,9% en salud, 3,7% comunicaciones y 9,9% en recreación y cultura.
Es necesario que el resto de actividades sectoriales se sumen a una dinámica de crecimiento de producción para lograr tasas de crecimiento superiores al 4%, ya que, en el largo plazo, los crecimientos medianos y altos continuos en el tiempo son lo que permiten que los años para duplicar el ingreso de las personas sea cada vez menor. Tasas de crecimiento bajas y fluctuantes en el tiempo representan uno de los ingredientes esenciales de la receta de la trampa de los países de bajos ingresos. Otro ingrediente, fuertemente correlacionado, es la proporción de inversión privada sobre el PIB, la cual se encuentra en mínimos históricos en el país, otra señal de que los cambios estructurales necesarios no se están generando.
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