La comunicación entre los seres humanos paulatinamente ha ido cambiando de acuerdo a las necesidades de cada época. Hoy por hoy, por cuenta del uso de internet, encontramos que los medios a través de los cuales se comparte información se han diversificado de tal manera, que hasta hace unos 30 años era casi impensable que pudiéramos interactuar en tiempo real con personas –y hasta con cosas-, estableciendo un diálogo horizontal e instantáneo entre el emisor y el receptor, que permite la sustitución vertiginosa de estos roles según la velocidad con la que viaja el mensaje.
Esta dinámica ha generado un crecimiento exponencial en los datos que son compartidos, tanto, que quien funge como emisor ya no centra sus esfuerzos únicamente en la calidad de la información, sino –y mayormente- en la forma en que esta va a ser comunicada. Por poner algunos ejemplos, según el informe Data Never Sleeps 10.01, en la actualidad cada minuto se generan más de 16 millones de mensajes de texto, 231.4 millones de correos electrónicos, 500 horas de contenido cargadas en YouTube y 104.6 mil horas de reuniones en Zoom. Ante esta cantidad de información, y pasando al campo del derecho, nos preguntamos: ¿cómo garantizamos que la información jurídica sea entendible y accesible para el público al que va dirigida?
En esta carrera acelerada contra la “obsolescencia informativa” se requiere de iniciativas que tiendan a generar un cambio frente al diseño y difusión de aquellos artefactos con lenguaje encriptado a los que llamamos autos, sentencias, contratos, memoriales… convirtiéndolos en verdaderos vehículos que propendan por la eficaz aprehensión del mensaje, y que pongan su foco no en quien emite la información, sino diferencialmente en cada receptor.
Aquí es donde cobra relevancia el concepto de Legal Design, que surge como una poderosa herramienta que se nutre de una serie de principios y metodologías que armonizan el diseño, el derecho y la tecnología para la resolución de un determinado problema en el campo jurídico.
A pesar de que en Colombia en los últimos años ha ganado popularidad este concepto gracias a casos exitosos como PretorIA de la Corte Constitucional, el Laboratorio de Diseño para la Justicia de la Universidad de los Andes y Legalapp del Ministerio de Justicia y del Derecho -solo por
mencionar algunos-, todavía se presentan cifras precarias en materia de iniciativas e investigaciones que aborden la eficacia de la comunicación jurídica, lo que termina impactando negativamente en el acceso a la justicia.
Bajo este panorama existe entonces una enorme responsabilidad para las nuevas generaciones de abogados, dirigida a cuestionar y replantear las formas en que tradicionalmente se ha comunicado el derecho y, en consecuencia, proponer soluciones legales pensadas desde las necesidades del usuario, para lo cual el Legal Design será un gran aliado.
Cristian David Salazar Chavarro
Graduado del programa de Derecho en el año 2009
Miembro de Asociación Colombiana de Legaltech Alt+co y del Colegio Colombiano de Abogados Disciplinaristas
abogadocristiansalazar@gmail.com
*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen a la Universidad de Manizales