CONTROL DEL ESTRÉS Y DE LA ANSIEDAD
Cuando nuestros antepasados los cavernícolas sentían que estaban expuestos a un peligro, reaccionaban ante esto y solo tenían 2 caminos, huir de él o enfrentarlo; en la actualidad esta forma de responder ante una amenaza forma parte de nuestra vida cotidiana y es lo que nosotros denominamos la ansiedad, y ésta, provoca el estrés.
El estrés es un sentimiento de tensión física y/o emocional que puede provenir de cualquier situación o pensamiento que te haga sentir frustrado, nervioso o furioso; De forma moderada puede ser positivo, por ejemplo cuando te ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede llegar a dañar tu salud.
Las diferentes situaciones que pueden provocarlo son de tipo familiar, laboral, emocional, social y tiene mucho que ver con la forma como nosotros enfrentamos nuestra realidad y la interpretamos por medio de nuestros pensamientos, porque como dice el dicho ante 1 sola situación 2 personas pueden ver el vaso medio vacío o medio lleno, depende de cómo perciban el mundo.
Ancianos, niños, jóvenes y adultos estamos todo el tiempo expuestos a acontecimientos que puedan elevar nuestros niveles de estrés, un ejemplo es una perdida, un cambio o un proceso de adaptación, entre otros. Es importante estar siempre vigilantes a escuchar el lenguaje de nuestro cuerpo, pues él nos va diciendo lo que necesitamos, cuándo debemos parar y de dónde nos debemos alejar.
Estos son algunos de los síntomas que puedes detectar para saber si estas padeciendo estrés:
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Cuando el estrés tiende a ser muy agudo o repetitivo puede llegar a convertirse en crónico o un trastorno de ansiedad generalizada, en estos casos lo más recomendable es acudir a un profesional de la salud.
Tips
- Realiza algún tipo de ejercicio para darle movimiento al cuerpo, flexibilidad y producir endorfinas y dopamina
- Aliméntate muy bien, somos lo que comemos. Evita las carnes rojas
- El descanso es clave, así que procura dormir al menos 8 horas durante la noche
- Cuida tus pensamientos
- Ayúdate con herramientas alternativas como los masajes o la aromaterapia