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Análisis - Tasas de interés y riesgos para Colombia*-Juan Felipe Castellanos Martínez

Juan Felipe
Los datos recientes del Índice de Precios al Consumidor-IPC publicados por el DANE revelan que la inflación en agosto 2024 continuó su tendencia a la baja, alcanzando una variación mensual del 0%. Este comportamiento ha sido recibido con optimismo por parte de varios analistas económicos, especialmente considerando las elevadas fluctuaciones observadas el año anterior. En efecto, los pronósticos de inflación total para 2024 han experimentado correcciones a la baja desde el mes de junio, y según la Encuesta Mensual de Expectativas Económicas de septiembre 2024, la inflación se situaría en un promedio anual (12 meses a diciembre de 2024) del 5,05%. En este contexto, el protagonismo que había adquirido el acelerado crecimiento de los precios está siendo reemplazado por el enfoque en la reactivación económica, un tema que cobra relevancia ante el aumento reciente en la tasa de desempleo frente al mismo periodo de 2023.
Ante esta situación, el ministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia, Ricardo Bonilla González, ha propuesto una reducción de 100 puntos básicos en la tasa de interés de política monetaria, alineándose con las recomendaciones del Ejecutivo al Banco de la República, cuyo objetivo es estimular la demanda en la economía. No obstante, los analistas consultados en la Encuesta de Expectativas Económicas están divididos respecto al ajuste que se realizará en la próxima sesión de la Junta Directiva. Una leve mayoría anticipa una reducción de 75 puntos básicos, mientras que un grupo más pequeño prevé un recorte de 50 puntos básicos.
En el panorama internacional también se observan movimientos en esta dirección. La semana pasada, Estados Unidos redujo sus tasas de interés en 50 puntos básicos, en un esfuerzo por estimular su economía, ya que, de acuerdo con el comunicado de la Reserva Federal, el desempleo se ha deteriorado. De manera similar, los analistas anticipan recortes en las tasas de interés en la Eurozona durante esta semana, impulsados por los resultados decepcionantes en el sector manufacturero, según el último Índice de Gerentes de Compras. Así, estos indicadores han incrementado la presión sobre las autoridades monetarias para implementar medidas que prevengan una posible recesión en la región.
A primera vista, el escenario parece propicio para una significativa reducción de tasas en Colombia, pero existen factores que deben ser considerados porque se podrían generar riesgos potenciales. En primer lugar, un recorte excesivo de las tasas podría desincentivar la demanda de TES, afectando la capacidad del Gobierno para financiarse, especialmente en un contexto donde se prevé una ampliación del Presupuesto General de la Nación para 2025. Igualmente, la denominada Ley de Financiamiento propuesta por el Ejecutivo, que constituye la principal herramienta para aumentar la capacidad fiscal, ha generado incertidumbre entre diversos grupos de congresistas y analistas, lo que podría complicar su implementación. De esta manera, una reducción de demanda de Títulos de Tesorería (TES), apretaría mucho más la capacidad de gasto, y si se confirma esta disminución, esto podría provocar una salida de capitales y una reducción en los ingresos por divisas, lo que a su vez podría llevar a una depreciación del peso colombiano y un consecuente aumento de la Tasa Representativa del Mercado (TRM) con efectos inflacionarios de corto y mediano plazo.
En segundo lugar, el precio del petróleo podría representar un riesgo para Colombia si se revaloriza, un escenario que no es descartable. Hasta ahora, la contracción en la demanda de crudo ha mantenido las previsiones de precios en niveles bajos durante los últimos meses. Sin embargo, la reducción de tasas de interés en Estados Unidos por la Reserva Federal (FED), podría reactivar la demanda de petróleo, al ser considerado un activo de reserva, como ya ha sucedido con el oro en las últimas dos semanas. Además, un posible escalamiento del conflicto en Oriente Medio podría afectar la oferta de crudo, lo que generaría presiones alcistas sobre su precio.
Si se materializan los escenarios proyectados para el dólar y el petróleo, Colombia se enfrentaría a un renovado riesgo inflacionario. Por un lado, una depreciación del peso encarecería bienes importados, y, por otro, los mayores costos para los refinadores de combustibles, derivados del incremento en los precios del crudo, ejercerían una presión al alza sobre el precio de los combustibles. Este incremento se trasladaría fácilmente al precio de los alimentos, debido al aumento en los costos de transporte, siendo este último uno de los componentes que más ha influido en la moderación de la inflación en los últimos meses.
 
*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen el pensamiento institucional.
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