En la lectura de diversos textos sobre la historia económica de Colombia, un aspecto común de la economía nacional ha sido la dificultad de diversificar la oferta exportable en términos de producción y penetración de nuevos mercados internacionales, variable generalmente asociada a un mayor aprovechamiento de las ventajas competitivas de la globalización, las tendencias de internacionalización de los mercados y el crecimiento económico de largo plazo de los países.
El resumen de la literatura en comercio internacional de Colombia muestra que en las diversas etapas de su historia económica los principales bienes de exportación del país han sido productos primarios, cronológicamente oro, café y petróleo, los cuales han alcanzado fácilmente más del 50% de representación de las exportaciones totales, consolidándose como un fenómeno estructural de dependencia internacional en bienes del sector agrícola y minero, hecho asociado comparativamente a los bajos niveles de industrialización, apropiación tecnológica productiva y producción de riqueza de valor agregado para los mercados, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de los ingresos de empresas privadas y el Estado por la naturaleza de mercado de este tipo de bienes, ya que existen amplias fluctuaciones de los precios y de la tasa de cambio como canal de comunicación internacional.
Los últimos 10 años marcan un periodo interesante de revisión de la dinámica exportadora, ya que en el 2014 el país sufrió un fuerte choque macroeconómico internacional derivado de la caída en el precio internacional del petróleo y su efecto sobre la devaluación del peso colombiano, luego de un sustancial periodo de expansión en la actividad exportadora petrolera que según estudios terminó incubando una enfermedad holandesa en el país. El punto de inflexión revivió la discusión sobre la necesidad de la diversificación y sofisticación exportadora de Colombia para disminuir la dependencia macroeconómica de exportaciones primarias, y fue un elemento común del discurso de política económica de los gobiernos de Santos II y Duque, y de mayor resonancia en la primera mitad del gobierno Petro, en su compromiso con el cambio climático, anhelando reducir la actividad y exportación de productos minero-energéticos, específicamente petróleo y carbón.
En el 2014 la suma de las exportaciones de Colombia fue de 54.795 millones de dólares FOB, comparado con la cifra 12 meses a junio 2024 de 49.053 millones de dólares FOB, donde hace 10 años el 70,9% de las exportaciones nacionales eran tradicionales, representando sobre el total 52,8% petróleo y sus derivados, 13,6% carbón y ferroníquel, 4,5% café y un restante 29,1% de exportaciones no tradicionales; el primer semestre del 2024 las exportaciones tradicionales bajan al 53,6%, con participaciones totales de 31,7% petróleo y sus derivados, 15,8% carbón y ferroníquel, 6,1% café y un 46,4% de exportaciones tradicionales. Esta lectura a grandes rasgos es positiva al mostrar que, si bien se presenta un menor valor de exportaciones, las ventas externas agrícolas y mineras tradicionales han perdido peso porcentual.
Tabla 1. Clasificación de las exportaciones totales de Colombia según intensidad tecnológica incorporada CUCI Rev.2, 2014-2024.
Fuente: Comercio internacional - DANE
Sin embargo, la menor representatividad de las exportaciones tradicionales es básicamente por el petróleo, lo cual puede ser un fenómeno coyuntural de los ciclos de precios de este producto en los mercados internacionales. Desde otras clasificaciones, hay que resaltar el avance de 8,2 puntos porcentuales (pp) en los bienes industrializados, donde es significativo el incremento en participación de manufacturas basadas en recursos naturales con 4,6 pp de diferencia entre enero-diciembre 2014 y enero-junio 2024.
A grandes rasgos, 10 años después del choque exportador petrolero, los retos y anhelos de la sofisticación y la diversificación de la oferta exportable en Colombia siguen siendo más parte del discurso de la política económica que una realidad. Es cierto que ha aumentado el peso de exportaciones agropecuarias y manufactureras, pero la dinámica exterior no registra velocidades de crecimiento significativas, nuevos sectores representativos del aparato productivo nacional o cambios relevantes en la apertura comercial. A 2024, la historia económica de Colombia seguirá documentando su dificultad de diversificación y sofisticación.
*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen el pensamiento institucional.
