A11y block

Logo UMedia

La historia de César, el pintor de la UManizales que se hizo bachiller

César el pintor
Manizales, viernes 11 de julio de 2025. En las aulas, en los pasillos, escaleras o en cualquier rincón del campus de la Universidad de Manizales, es común ver a un hombre de mediana altura, blanco, de paso firme, recorrer en silencio las alturas de las fachadas, brocha en mano, atento a cada canaleta obstruida y a cada pared deslucida por el tiempo. Ese hombre es César Augusto Jaramillo Cardona, conocido simplemente como César, el pintor de la universidad. Pero detrás del uniforme de trabajo, hay una historia que merece contarse.
César no llegó ayer al mundo del trabajo. Desde los 13 años, cuando la mayoría de los niños todavía juegan sin pensar en el mañana, él ya estaba metido entre costales de cemento, escaleras y olor a pintura fresca. Su vida siempre estuvo marcada por el trabajo manual, por esas obras que levantan paredes pero también forjan carácter.
En el 2012 comenzó a pisar los corredores de la Universidad de Manizales, pero no como parte de su planta oficial. Lo hacía de la mano de Fernando, un contratista con quien trabajaba desde hacía tiempo. Venía, ayudaba, se iba, regresaba. La institución empezó a conocerlo, a reconocerlo. Y fue en uno de esos ires y venires cuando el destino le tendió la mano: conoció al arquitecto Alexánder Monsalve y a Jhon Jairo Madrid, entonces director administrativo y financiero. “¿Quiere trabajar con nosotros directamente?”, le preguntaron. Y sin pensarlo mucho, César dijo que sí.
Desde entonces, es parte del equipo humano de mantenimiento general, pero con un liderazgo natural en lo que mejor sabe hacer: pintar. “Soy el de la fachada, el de la altura, el que recorre los techos, el que destapa las canales”, dice con una mezcla de orgullo y humildad. Su oficio, más que una labor, es una pasión aprendida desde la infancia.
César es de Manizales, del barrio Fátima, donde creció con sus padres y dos hermanas. Hoy vive en Puertas del Sol con su esposa. Su hija, su mayor orgullo, está en España, construyendo también un camino propio. Pero el corazón de César está aquí, entre andamios, pinceles y paredes que ha visto transformar.
Sin embargo, el paso más importante en su historia no lo dio con una brocha, sino con lápiz y cuaderno. El jueves 10 de julio, después de años de trabajo y esfuerzo, César se graduó como bachiller del Colegio Boston. La ceremonia fue sencilla, pero cargada de emoción. Estuvieron sus padres, esposa, hermano y sobrinos. Y también, como testigos y cómplices de este logro, la doctora Sandra Cañón, directora de Desarrollo Humano, y Alexánder Monsalve, porque esta no es solo una victoria personal: es también un triunfo institucional, de una universidad que cree en su gente.
“Yo había estudiado hasta noveno en la Normal Superior, pero me retiré porque tenía que trabajar. Supe que iba a ser papá y lo primero era el sustento”, cuenta. Años después, cuando ya era parte del equipo de planta, la universidad empezó a sembrar en él la idea de retomar sus estudios. La doctora Sandra y la vicerrectora Yamilhet Andrade no se cansaron de animarlo. Y él, aunque agotado después de cada jornada de trabajo, aceptó el reto.
Estudió virtualmente durante la semana, y los sábados asistía de forma presencial. Le costó adaptarse, claro. El cuerpo duele después de un día en obra, y los ojos se quieren cerrar antes de que termine el primer párrafo. Pero César tenía algo que lo empujaba: el deseo de cumplir, de demostrarse a sí mismo que sí se puede. Gracias al apoyo financiero de la UManizales pudo terminar el bachillerato. También presentó las pruebas Saber Icfes. Y se graduó.
“Es un gran logro para mi vida. Agradezco a mi esposa por el apoyo y ánimo. Antes no tenía interés, o mejor, no veía el cómo. Aquí me dieron la iniciativa, la ayuda. Estar en esta casa que es la Universidad de Manizales, ha sido un regalo para mí”, dice con la voz quebrada.
La historia de César no termina aquí. De hecho, apenas comienza, porque más allá de ser el pintor de las alturas, es un ejemplo de que nunca es tarde para alcanzar lo que parece lejano, y de que las instituciones, cuando se comprometen de verdad con su gente, no solo construyen edificios: construyen personas, historias, futuros.
En cada pared recién pintada del campus, en cada canaleta destapada, queda un poco del alma de César. Pero desde ayer, también hay un nuevo brillo en sus ojos: el de quien supo que el esfuerzo, cuando encuentra apoyo, puede pintar el mejor de los paisajes.
Etiquetas
Compartir
Logo UMedia

Regístrate aquí para recibir nuestros boletines informativos