¿Por qué algunas regiones prosperan más que otras? Esta es una pregunta con raíces históricas profundas que ha dado lugar a múltiples teorías sobre el desarrollo económico de países y territorios. Las explicaciones suelen apuntar a factores como la apertura comercial, el dinamismo industrial, la innovación, la tecnología, la productividad, la calidad institucional, la ubicación geográfica, el capital humano y la sostenibilidad.
Con los datos recientes publicados por el DANE sobre el valor agregado municipal podemos analizar el comportamiento económico de Caldas y sus municipios entre 2011 y 2023. Esta información ofrece una valiosa oportunidad de análisis para reflexionar de manera desapasionada y rigurosa sobre un asunto clave: el crecimiento económico del territorio.
Durante este período, Caldas creció a una tasa promedio anual de 3,2%. A esa velocidad, su economía se duplica cada 22 años. Este resultado, aunque moderado, es superior al promedio nacional de largo plazo (3%). Sin embargo, es necesario preguntarse: ¿cómo se comportaron las economías locales?, ¿dónde se concentró el crecimiento?, ¿quiénes lo lideraron y dónde se frenó?
Cuatro caras del crecimiento en Caldas
El análisis del crecimiento municipal permite clasificar a los municipios en cuatro grandes grupos según sus tasas promedio anuales (es el logaritmo natural del PIB del municipio i y t representa el año y refleja el crecimiento porcentual anual del PIB del municipio i).
1. Motores emergentes
Aguadas y Pácora, con tasas superiores al 9%, triplicaron su economía en 13 años gracias a un fuerte impulso agrícola. Marmato creció por encima del 6%, apoyado en la minería aurífera. San José y Neira también destacaron con crecimientos superiores al 5%, gracias al dinamismo del sector agropecuario. Vale la pena reflexionar sobre la sostenibilidad futura de este crecimiento: es necesario que estas economías avancen hacia modelos productivos con mayor incorporación tecnológica, articulación a cadenas de valor, integración en clústeres regionales y generación de capacidades locales y en los municipios vecinos.
2. Nodos sectoriales en expansión
Chinchiná mostró una fuerte expansión industrial, mientras La Dorada consolidó su economía de servicios. Villamaría y Belalcázar, crecieron a buen ritmo con una combinación de sectores agropecuarios y de servicios. El primer municipio, impulsado por el crecimiento urbano y la expansión del comercio y los servicios a los hogares; el segundo, por un sector turístico en consolidación.
3. Zonas de crecimiento moderado
Palestina, Aránzazu, Norcasia, Manzanares, Risaralda y Riosucio presentaron tasas entre el 3% y el 4%, con economías centradas en el agro y una participación decreciente de la industria y la construcción. Salamina logró un crecimiento estable, gracias al equilibrio entre los sectores primario y secundario. Manizales creció a un ritmo similar, con un sector servicios cada vez más sofisticado, pero limitado por un rezago en el crecimiento de su base industrial y constructiva.
4. Territorios en riesgo estructural
Municipios como Anserma y Victoria crecieron apenas por encima del 2,5%, afectados por la contracción del sector industrial, pese a un buen comportamiento del sector agropecuario. La Merced, Marquetalia, Marulanda, Pensilvania, Samaná, Supía y Viterbo no superaron el 2% anual, lo que evidencia un estancamiento en sus economías agropecuarias y una fuerte caída de la actividad secundaria. Supía redujo la participación de su industria del 22% en 2011 al 6% en 2023. Filadelfia fue el único municipio con crecimiento negativo, con una tasa de -0,5 % anual, reflejo de una débil articulación territorial y un sector agropecuario en retroceso.
Una geografía desigual del crecimiento
Estas diferencias marcan una geografía económica muy dispar en Caldas. En el oriente del departamento, con excepción de La Dorada y Norcasia, los municipios crecieron por debajo del promedio. En el occidente, varios municipios con alto potencial no lograron consolidarse, salvo Marmato, favorecido históricamente por su minería. En la zona centro-sur, Manizales y Palestina muestran un crecimiento moderado, mientras Neira, Chinchiná y Villamaría lideran con tasas más elevadas. El norte del departamento es, sin duda, el bloque con mejor desempeño: algunos municipios duplican su PIB cada ocho años, reflejando una dinámica equiparable a la de economías emergentes como las asiáticas.

Ilustración 1. Crecimiento promedio anual de los municipios de Caldas 2011-2023.
Fuente: elaboración propia con base en DANE (Cuentas Departamentales, VAM).
Preguntas urgentes para el futuro
Este panorama plantea interrogantes fundamentales para la política pública regional: ¿cómo se va a aprovechar el potencial del norte caldense?, ¿qué estrategias agroindustriales o de servicios están en marcha en esos municipios?, ¿qué ocurre con el occidente si no logra consolidar su localización cercana a Pacífico III?, ¿dónde se ubicará la nueva zona de expansión industrial y logística?, ¿cuál es el rumbo del oriente caldense tras los fracasos en los proyectos energéticos?, ¿el turismo puede ser realmente un motor económico sostenible o se limitará a derrames efímeros en fiestas locales?, ¿por qué se abandonaron los clústeres productivos?, ¿cuándo se va a aprovechar la capacidad investigativa y de formación universitaria para crear empresas guiadas por la innovación?, y ¿dónde se van a emplear las nuevas generaciones, en un contexto de población que envejece rápidamente?
Una estrategia que integre y transforme
Caldas necesita una estrategia de crecimiento económico ambiciosa que articule sus economías municipales, fortalezca el capital humano, diversifique su estructura productiva, mejore su infraestructura y promueva una verdadera integración regional. No basta con crecer: es necesario hacerlo con visión, inclusión e inteligencia territorial. Solo así Caldas podrá cerrar sus brechas internas y proyectarse con mayor solidez hacia el futuro.
*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen el pensamiento institucional.