Comunicar a través del arte del buen chocolate
Las Universidades, sin importar la carrera, deberían hacer un esfuerzo por motivar a sus estudiantes a perder el miedo a iniciar sus propias iniciativas empresariales y a entender el mundo de las finanzas, empezando por las personales.
Luego de 20 años trabajando como comunicadora en diferentes tipos de organizaciones tomé la decisión de comenzar mi propia empresa. En este caso, una chocolatería artesanal orientada a la elaboración de chocolates premium que cobró vida como Choquarte.
Aunque muchos, empezando por mí, se preguntan por qué una comunicadora termina siendo chocolatera, la respuesta es simple, porque encontré en este proyecto la mejor forma de unir varios intereses: la comunicación, el trabajo con la gente y las comunidades, viajar, aprender, emprender, enseñar, el gusto por los empaques y el tener la libertar de moverme a mi propio ritmo.
En el camino también entendí que no he dejado de ser comunicadora, mi carrera la aplico todos los días cuando pienso cómo y qué quiero comunicar a través de los chocolates, sus sabores, sus colores, sus empaques, en la relación con los clientes o en los mensajes que quiero dejar en cada campaña.
Y aunque quizás el área más descuidada de mi emprendimiento ha sido justamente la estrategia de comunicación, sé que es una de las que más fuerza tendrá, porque es a partir de ahí que podré contarle al mundo cuál es la esencia de lo que hago, además de entender lo importante que es la comunicación en cada uno de los procesos, que van desde la producción, la relación con los proveedores o los procesos de venta, por mencionar algunos. Esto sin olvidar que un buen empresario debería ser, ante todo, un buen comunicador.
El camino emprendedor
Ha sido un camino gratificante en el que agradezco todas y cada una de las cosas que he vivido y he aprendido. La posibilidad de crear nuevos lazos, de vivir de cerca el ecosistema de emprendimiento de la ciudad, de conocer nuevos empresarios que, como yo, se enfrentan a diario a cientos de retos y con quienes comparto los mismos miedos y alegrías.
Sin embargo, todo esto me ha llevado a reflexionar sobre la importancia de motivar a los estudiantes, sin importar la carrera, a perder el miedo de iniciar sus propios proyectos empresariales. Hoy, afortunadamente, ya hay emprendimientos relacionados con la comunicación que abren puertas, sin embargo, en mi época de estudiante eso era impensable.
Lo anterior va desde aprender a entender el mundo de las finanzas, pero ese que más allá de las fórmulas o la teoría de la Administración, te invite a entender cómo monetizar y cómo se mueve el mundo económicamente, por eso la invitación a comenzar con algo tan simple como lo son las finanzas personales. Dejando también de lado el tabú de ver la creación de empresas como algo lejano, en especial para quienes venimos de las Ciencias Sociales.
Gracias al acompañamiento institucional de las Unidades de Emprendimiento de las Universidades, de la Alcaldía, y la Cámara de Comercio, he podido dejar a un lado las barreras mentales sobre los números o las extensas tablas de Excell y me han ratificado el valor que hubiera tenido un acercamiento más real a estos temas muchos años atrás.
Como comunicadora y chocolatera solo puedo decir que el reto es dejar el miedo y los prejuicios y entender que todo lo que se aprende se puede aplicar en cada campo de la vida. En mi caso en la creación de una empresa con la que espero brindar los mejores momentos a través del arte de un buen chocolate.
Natalia Cuartas Uribe
Comunicadora social y periodista. Especialista en Comunicación Organizacional y en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario. Con más de 20 años de experiencia trabajando con organizaciones sociales, educativas y públicas.