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Medición económica: El valor no está en la herramienta sino en su uso

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Mientras cursaba la Maestría en Economía de la Universidad de Manizales desperté una gran curiosidad por la economía urbana, la geografía económica y las metodologías utilizadas hasta ese momento para la medición y modelación de los fenómenos económicos.

En la Maestría tuve una formación un poco más intensa en métodos cuantitativos, con un nivel de exigencia que requirió grandes esfuerzos que dieron sus primeros frutos cuando logré compilar datos consistentes y suficientes para contrastar empíricamente la hipótesis de subasta del suelo en Manizales, mi trabajo de grado.

Encontrar y desarrollar herramientas para medir asuntos económicos y de bienestar con la información disponible en el ámbito territorial en Colombia se convirtió en un ejercicio permanente, al tiempo que conocía a profundidad el sistema estadístico colombiano, sus limitaciones y fortalezas.

Pude estructurar diferentes baterías de indicadores sobre bienestar, competitividad y economía local. Fui adoptando buenas prácticas para la selección de los datos que utilizaba en mis proyectos: fuentes verificables, actualización periódica, metodología reconocida, niveles de desagregación suficiente, entre otras, se volvieron requisitos.

El ejercicio me permitió trabajar en índices sintéticos y compuestos para ciudades colombianas y otros países latinoamericanos. Desarrollé los Índices de Progreso Social-IPS, el Índice de Ciudades Universitarias de Colombia-ICU, el Índice de Progreso de la Juventud-IPJ, indicadores coyunturales de actividad sectorial.

El reto fue mayor cuando, consciente de que las herramientas de medición por sí mismas no hacen la diferencia, comencé a trabajar en el posicionamiento de los indicadores y métricas como herramientas para la acción en pro de mejorar el bienestar y la competitividad de la región.

Qué medimos, cuáles conceptos dan soporte a un indicador, cuáles indicadores utilizamos, cómo se compilan, son cuestiones de diseño tan importantes como a quién le resultará útil esta medición, cómo podrá utilizarla, en qué discusiones o decisiones podrá usarla como referente.

El mejor indicador desde el punto de vista técnico puede ser el peor del mundo si no se conecta con los actores sociales que pueden utilizarlo. Responder a este reto me permitió retomar elementos de la Teoría del Diseño de Mecanismos y hacerlos parte del ejercicio de desarrollo de productos, con resultados comprobados. Tras todo esto, llegó el desafío de la innovación pública.

*Oscar Andrés Jiménez Orozco, graduado de la Maestría en Economía y asesor del Laboratorio de Innovación Pública de Manizales

Twitter: @OscarJimenez011

*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen el pensamiento de la Universidad de Manizales.

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