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La evaluación de impacto en la efectividad y eficiencia de proyectos sociales*

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Los programas y políticas de desarrollo suelen estar diseñadas para cambiar resultados y dar solución a problemáticas sociales como aumentar los ingresos o mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Tener evidencia sobre si estos cambios se logran o no, es un insumo crucial para la inversión eficiente de recursos.

Habitualmente los ejecutores de programas y los responsables de las políticas se centran en medir sobre las actividades y productos asociados a la implementación de un programa (cuánto dinero se ejecuta, cuántos libros de texto se distribuyen, cuántas personas participan en un programa de empleo, cuántos docentes se capacitan), pero las nuevas dinámicas económicas y sociales buscan evaluar si los programas han logrado sus objetivos de impactar las poblaciones beneficiadas.

Esta creciente tendencia mundial se caracteriza por un cambio de enfoque que permite no solo centrarse en los resultados para definir y hacer un seguimiento de los objetivos o indicadores de productos, sino también para mejorar la rendición de cuentas de las inversiones realizadas, definir la asignación de recursos y orientar el diseño del programa y las decisiones sobre políticas.

Por esta razón, el monitoreo y la evaluación son fundamentales en la formulación de alternativas basadas en evidencia, permitiendo obtener instrumentos que sirvan para verificar y mejorar la calidad, eficiencia y efectividad de las políticas y de los programas en diferentes etapas de implementación.

La evidencia robusta puede constituir una base sólida para la transparencia generada a partir de las evaluaciones de impacto, siendo cada vez más importante para entender el desempeño de un programa concreto y si este ha alcanzado o está alcanzando sus resultados deseados, y que esto a su vez, dé cuenta sobre lo que funciona y no funciona para reducir temáticas sociales como la pobreza y mejorar el bienestar de la población.

Medir los cambios en el bienestar de los individuos y estimar cuán grande es el porcentaje que se puede atribuir a un proyecto, un programa o una política específica, permite identificar relaciones causales entre el programa o la política y los resultados obtenidos en dicha población. En este sentido, las evaluaciones de impacto bien diseñadas e implementadas son capaces de entregar evidencia convincente y exhaustiva que puede ser utilizada para fundamentar las decisiones de las políticas, influir en la opinión pública y mejorar el funcionamiento de los programas.

La meta de una evaluación es atribuir impactos a un proyecto a partir de un grupo de comparación para medir lo que hubiese sucedido a los beneficiarios si el proyecto no se hubiera llevado a cabo. El proceso de identificar ese grupo, recolectar los datos necesarios y conducir los análisis relevantes requiere de cuidadosa planificación y de la utilización de técnicas econométricas para estimar los resultados asociados. En la medida en que la evaluación avanza a la par del proyecto, puede utilizarse para testear características de la intervención, para modificar el diseño y mejorar la efectividad en el tiempo.

 

*Judith Alzate

Economista UManizales graduada en el año 2012

Coordinadora de Monitoreo y Evaluación de la Fundación Luker

judithalzateacevedo@gmail.com

*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen el pensamiento de la Universidad de Manizales.

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