Equilibrio de los universos teóricos y prácticos en la academia

Cuando ingresé al mundo laboral comenzaron a surgirme varias incógnitas en cuanto a cómo debía abordar las situaciones inexistentes en el manual, temas que aparecían de imprevisto y que necesitaba resolver de manera práctica o intuitiva. En esos momentos me preguntaba hasta dónde llega la teoría, y en qué circunstancias necesito observar la realidad y actuar con la experiencia recorrida hasta ahora, o conectar con las personas cercanas a mis afectos que han logrado abrir proyectos empresariales, con diversas condiciones económicas de bajadas y subidas.

Mi percepción es que existe una posibilidad de mirar hacia ambientes laborales prácticos en donde cada disciplina aborde los instantes de incertidumbre, de toma de decisiones complejas, o de diferencias surgidas de las relaciones de poder, respecto de algunas problemáticas o sucesos que aparecen sin previo aviso. 

Ante este panorama, se hacen indispensables espacios para repensar el importante paso a la vida profesional, que podrían ser una opción pedagógica con semestres que compartan la teoría y las experiencias prácticas en torno a diferentes escenarios, como los desacuerdos, el trabajo en equipos con diversas mentalidades y los debates sobre la presión por buscar mejores resultados (productividad). Así, los estudiantes podrían tener una experiencia que los encamine a una transición más llevadera.

Durante estos años me he encontrado con académicos que se han planteado interrogantes sobre su manera de enseñar y cómo esta impacta la vida de sus estudiantes. Una de ellas, que conocí en un laboratorio de danza, nos habló de su tesis doctoral titulada “Pregúntale al cuerpo, por una pedagogía en conexión con la vida”.

Escucharla hablar sobre la importancia de la integración del cuerpo cuando se está investigando o aprendiendo sobre algún tema fue fascinante. Con su trabajo me hizo reflexionar acerca de una forma de saber más orientada al conocimiento interno como prioridad, para afianzar la seguridad ante las realidades externas.

Esto quiere decir que, mientras se cultiva el conocimiento, también se está abonando el terreno para el aprendizaje práctico. Dicho en otras palabras, es una forma de aprender conscientemente, abrazando el conocimiento empírico con el teórico.


*Carolina Patiño 
Administradora de Empresas UManizales 
patinoccarolina@gmail.com

*Las opiniones expresadas en este espacio no comprometen el pensamiento de la Universidad de Manizales.