Vivir con sentido
Cuando un año se termina, es común efectuar una evaluación y reflexión de lo que se ha hecho, del cómo se ha hecho y, además, de qué se ha dejado de hacer. Este es un encuentro consigo mismo sin caer en justificaciones y tampoco en culpas y remordimientos. Entender que el tiempo no se recupera, pero si se puede aprender de las experiencias vividas.
En esta mirada es necesario preguntarse:
-¿Qué de lo que se ha hecho tiene sentido?
Y para llegar a saberlo, hay que observar pensamientos, palabras, sentimientos, comportamientos, consigo mismo y con las demás personas. Se ha hecho usted los siguientes interrogatorios:
-¿Cómo teje usted sus relaciones y vínculos afectivos laborales, sociales, académicos, familiares?
-¿Qué efectos genera con sus palabras?
-¿Le es fácil conectarse emocionalmente con otras personas?
-¿Siente satisfacción por las cosas logradas?
-¿Hizo uso de su tiempo con calidad?
-¿Ha cultivado de manera positiva sus relaciones afectivas?
-¿Sabe cuáles son las personas más valiosas en su vida?
-¿Las cuida usted?
-¿Se siente contento en su vida laboral?
-¿Sus emociones son un equipaje pesado de cargar?
-¿Considera que ha dejado asuntos pendiente por realizar?
-¿Tiene deudas afectivas aplazadas por saldar?
Estas preguntas tienen la intención de revisar algunas situaciones de la vida en las que cotidianamente nos movemos. Los análisis y las respuestas están sujetas a diversas circunstancias, unas que limitan y otras que permiten fluir. Ellas son, por ejemplo, las creencias, las dudas, los valores, las emociones, los propósitos, las relaciones, los miedos, las culpas, las ilusiones, las alegrías, las esperanzas, el amor. Todas ellas forman parte de guiones de vida que se repiten por años y que a veces no son fáciles de modificar.
Existen, por ejemplo, creencias dañinas, tóxicas o asfixiantes, que impiden que una persona despliegue todos sus talentos y capacidades y cuando hace una evaluación de su vida, con frustración se da cuenta de que ha perdido tiempo y que ha dejado ir oportunidades para transformase en un mejor ser humano.
Para vivir con sentido, se requiere tomar consciencia del día a día, disfrutar las cosas simples, compartir tiempo significativo con los seres queridos, respetar las relaciones y los vínculos afectivos, mantener respetuosa distancia cuando sea necesario, cuidar las emociones y los sentimientos, practicar la empatía, la asertividad y de manera especial, ser bondadoso y compasivo. Son estas, las tareas a realizar para comenzar un nuevo año, impregnando de sentido positivo, amable y bondadoso la vida y el vivir.
Publicado originalmente en La Patria Manizales, en enero 9 del 2022. Enlace de la publicación original.
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