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Espacios inhumanos

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Enero 23 del 2022

 

Quizás muchas personas que leen esta columna han estado enfermas y han tenido la necesidad de pedir una cita, asistir a consulta o reclamar medicamentos en alguna de las empresas prestadoras de salud y se han sentido agraviadas, zaheridas y humilladas con el trato que, en ocasiones, reciben de quienes laboran en ellas.

Para comenzar, es inhumano que desde el amanecer y a pesar de la lluvia y del frío o el sol canicular, seres humanos en condiciones de fragilidad permanezcan largas horas de pie sin tener dónde resguardarse, además de que muchos que se encuentran en avanzada edad o muy enfermos y llegan con pipa de oxígeno, en silla de ruedas, muletas o con fuertes dolores.

Y como si todo esto no fuera doloroso, son sitios que carecen de bahías para parquear los carros; mientras los enfermos se apean o se suben, lo que pone en riesgo a los pacientes y acompañantes.

Solicitar los medicamentos o esperar una cita es doloroso e inhumano. Es más, hay enfermos que no alcanzan a reclamarlos. Son tan demoradas que a veces cuando se confirma una cita, ya están en las novenas por fallecimiento.

Llamar a estas empresas es una prueba de resistencia y paciencia, todo un desafío. Nunca responden y cuando luego de varias horas de estar pegados al teléfono contestan, dicen las famosas frases: ‘No hay agenda, no hay contrato o en el momento estamos trabajando para usted, espere en la línea’.

Y qué tal que usted llegue tarde siquiera dos o tres minutos, una cara destemplada o de manera grosera le dice que no se le puede atender, que vuelva a hacer la gestión, lo que conlleva de nuevo a las ‘colas’ de horas, tardes o mañanas enteras. ¡Ah! pero eso sí, cuando es el profesional el que se demora hay que tragarse la rabia y rogar interiormente para que lo atienda y ojalá bien.

Tampoco tiene ninguna presentación que en algunas de esas empresas cuenten hasta con 13 cajas, con solo tres personas atendiendo para entregar medicamentos, sin importar que la sala esté llena y la cola afuera sea de dos y tres cuadras, llueva, truene o relampaguee.

Y cuando por fin llega el turno, más de un usuario se encuentra con la noticia de que ese día no era para reclamar o que no hay existencias del mismo y, por lo tanto, no le pueden entregar los medicamentos.

En conclusión, nuestras empresas de salud son inhumanas, con pobres valores. No hay autoridad que las ponga en cintura y, entonces, todas estas anomalías, desafortunadamente, pasan a formar parte del paisaje cotidiano.

Publicado originalmente en La Patria Manizales, en enero 23 del 2022. Enlace de la publicación original.

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