Cultivar la compasión
Marzo 20 del 2022
Dice acerca de la compasión, Ramiro Calle, autor de varios libros sobre terapia emocional, afectiva y espiritual: “No es gratuito que los más grandes seres de todas las épocas, como Buda y Jesús, hayan insistido en ella hasta la saciedad. Si las mentes más iluminadas y los corazones más amorosos de la humanidad han acentuado la necesidad de la compasión, es porque ellos, con su supraconciencia, se dieron cuenta de lo necesaria que es y del gran beneficio que produce”.
La compasión no es solo conectarse emocionalmente con el dolor de otras personas, es además ayudar a mitigar sus necesidades y penas. Una persona compasiva, no se queda con la frase qué pesar, cuando a alguien le sucede algo; sabe que debe de haber un lugar de encuentro para brindar apoyo y cooperación activa, generosa y respetuosa.
Un ser humano compasivo, jamás piensa en hacer daño a los demás; sus ideas, actitudes y emociones, están encaminadas a hacer el bien, a ser empático y a realizar con gusto acciones que beneficien y enaltezcan las relaciones. Su objetivo más fuerte será siempre pensar en el bienestar de los demás.
¿Qué impide ser compasivo?
El deseo de control, el ansía de tener y tener, los celos, la envidia, los deseos de venganza, la arrogancia, un ego inflado, la rabia, la maldad, la crueldad, la indiferencia, la mezquindad, el irrespeto, el desprecio, la ceguera emocional, la carencia de humildad, el egoísmo y un pobre mundo interior, entre otros.
En los actos de violencia con la pareja, la familia, los compañeros u otras violencias como
matanzas, torturas, desapariciones, masacres, hostigamientos, guerras, jamás hay compasión. Por el contrario, estos bárbaros actos, dan muestras de la soberbia; la avidez, y la falta de humanidad en aquellos que los cometen, no importa a quienes se dirijan, son hechos con los cuales se genera y aumenta la angustia, la desesperanza y el tormento de una familia, de una comunidad o de un país. Son una clara muestra de lo precaria que puede estar la salud mental y emocional, cuando tanto los perpetradores, como quienes tienen los instrumentos para evitar estos actos, no son capaces de impedir, frenar, mitigar el dolor y el sufrimiento y por el contrario lo estimulan y fomentan.
Cuando se es compasivo, se cultiva el respeto por las diferencias, así lo expresaba Desmond Tutu, teólogo y pacifista Premio Nobel de Paz: “El odio no tiene lugar en la casa de Dios. Nadie debe ser excluido de nuestro amor, nuestra compasión o nuestra preocupación por su raza o género, su fe o su origen étnico ni por su orientación sexual”.
- ¡Cuánta falta nos hace aprender y enseñar a ser compasivos para vivir en una sociedad en paz!
Publicado originalmente en La Patria Manizales, en marzo 20 del 2022. Enlace de la publicación original.
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