¡Presencialidad en las aulas, ya!
Hace casi 2 años que estamos padeciendo los cambios en nuestras vidas por la pandemia, en su momento abundaron los discursos que aseguraban que seríamos mejores seres humanos gracias a la COVID-19, pero definitivamente, ni esto mejoró a la humanidad.
Hoy pensaba escribir acerca de las tendencias de marketing digital para este año, pero la indignación me pudo, me parece ruin e irresponsable la posición de quienes insisten en dejar a nuestros niños y jóvenes, a merced de una educación mediada por la tecnología - en el mejor de los casos-, con las múltiples implicaciones que esto trae consigo; ya que es una educación de emergencia, no estructurada de manera virtual.
Empiezo hablando de uno de los asuntos más trascendentales, la salud mental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el distanciamiento físico, las cuarentenas obligatorias, el cierre de instituciones educativas y los cambios en la cotidianidad del hogar, son factores que aumentaron la ansiedad, la depresión y el pánico. Y eso sin mencionar las afectaciones económicas en gran parte de la población, con mayor impacto en la más vulnerable.
La nota estadística sobre salud mental del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) del 2021, analiza los efectos de la pandemia en los colombianos, dentro de los que se destacan: preocupación, nerviosismo, cansancio, dificultad para dormir, soledad, estrés y tristeza. Lo que ha traído como consecuencia, altos índices de violencia intrafamiliar.
Según los resultados de la encuesta RECOVR, organizada por IPA (Innovation for Poverty Action); durante el 2020 el 52% de los hogares colombianos presentó un deterioro de la salud mental de los adultos, con mayor incidencia en hogares unipersonales, donde se redujeron los ingresos o alguien perdió el empleo, teniendo como resultado mayor inseguridad alimentaria. El 38% de los hogares encuestados reportó síntomas asociados con el deterioro de la salud mental de los niños, niñas y adolescentes (NNA) y una alta correlación con las afectaciones de la salud mental de los adultos del hogar.
De acuerdo con ‘Center on the Developing Child’, los entornos estresantes, violentos o en los cuales ocurren experiencias traumáticas pueden afectar la salud mental de los NNA, frenando su proceso de desarrollo cognitivo y socioemocional, con consecuencias en el mediano y largo plazo, incluso intergeneracionales.
Por lo anterior vale la pena referenciar algunos recursos de valor: https://www.paho.org/es/salud-mental-covid-19, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), agencia especializada en salud del Sistema Interamericano y oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La iniciativa ‘Mis Manos Te Enseñan’ del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) que brinda apoyo psicosocial, primeros auxilios psicológicos y otras herramientas.
También se destaca el Documento CONPES 3992 de estrategia para la salud mental (https://cutt.ly/PU0kqdK).
Otro asunto no menos importante es la incidencia en la calidad de la educación, basta con mirar los bajos resultados de las recientes Pruebas Saber 11, donde según el ICFES, el 80% tuvieron un resultado inferior a 300 puntos, siendo el máximo 500. Según la UNESCO la pandemia está generando un retraso de 10 años en la educación. Todo esto tiene su sustento en problemas de conectividad y falta de recursos tecnológicos, entre otras, exacerbados en las zonas rurales.
Soy profesora en la Universidad de Manizales, desde el semestre pasado la presencialidad ha sido nuestra constante, con algunas excepciones. Alegra el corazón interactuar en persona y mirar a los ojos sin una pantalla de por medio. Por un 2022 donde normalicemos la vida y nos volvamos a encontrar con nuestros estudiantes, entendiendo que la pandemia estará por un buen tiempo entre nosotros.
Publicado originalmente en La Patria Manizales, en enero 8 del 2022. Enlace de la publicación original.
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