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Un avatar para educar, escenarios virtuales para formar

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Ricardo Andrés Rivera Muñoz
@comunicaricardo

 

Después de salir del resguardo indígena Agua Negra y de varias horas de camino, 5 estudiantes de la Institución Educativa Intercultural Bilingüe Agua Negra, ubicada en Morales, Cauca, llegaron a recibir clases con sus sonrisas habituales y los cachetes rosados por el calor de su cuerpo y los fríos vientos de la mañana.

Ese día se reunieron con el profesor de los cursos virtuales para escuchar los detalles del proceso formativo que iniciarían. Allí expresaron sus preocupaciones: problemas de conexión a internet y las repentinas fallas en el sistema eléctrico del municipio; por esto, buscaron un lugar cerca a la vereda que tuviera red para adelantar las actividades, como se registra en uno de los informes del programa de investigación «Construcción de ambientes innovadores e inclusivos para el aprendizaje en escenarios virtuales» de la Universidad de Manizales.

Esta fue la realidad generalizada que encontraron los investigadores sobre la educación virtual en los colegios de Caldas, Cauca, Huila y Nariño incluidos en el programa. La meta era construir ambientes inclusivos, innovadores y llamativos para niños y niñas pertenecientes a comunidades rurales y mejorar así la calidad de formación de este tipo de cursos.

 

Educación virtual sin barreras

La Universidad de Manizales inició este proyecto en el 2013 con el fin de fortalecer sus procesos de educación a distancia. “La institución comenzó a incursionar en este tema más o menos desde 1998”, y de allí nació el Centro de Educación a Distancia de la Universidad de Manizales (CEDUM)”, explicó el investigador de la Facultad de Ciencias e Ingeniería y candidato a doctor en Desarrollo Sostenible, Diego Samir Melo Solarte.

Lo primero que buscaron en este trabajo de investigación fue medir el índice de inclusión digital en las 9 veredas vinculadas al proyecto. “Encontramos que hay una subutilización de las máquinas porque no hay una alfabetización digital”, expresó Melo Solarte, quien también contó que el recurso tecnológico es importante pero debe estar acompañado de estrategias para poderlos aprovechar.

Esto sucede no solo en la Institución Educativa Intercultural Bilingüe Agua Negra, sino en siete más que fueron incorporadas a la investigación.

“Con el ejercicio se buscaba acercarlos (a los niños) a esa transformación. Que recibieran la información y la contrastaran con su entorno, que los llevara a proponer otras soluciones más allá de leer y responder preguntas para tratar de cambiar su pensamiento y, por ende, que modificaran su entorno”, señaló el doctor en Sociedad de la Información y el Conocimiento de la Universidad Pontificia de Salamanca, Omar Antonio Vega, quien participó en el proyecto.

Luego del diagnóstico, el paso a seguir fue construir una interfaz, Kava Estudiante, un espacio virtual en el que los participantes se sintieran cómodos y pudieran interactuar con las cinco líneas temáticas: introducción a ambientes virtuales, crianza de pollos para engorde, conservas de alimentos, contabilidad básica y brecha digital.

El proceso se ajustó a los estándares y políticas de educación nacional e internacional, explicó Vega, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la U. de Manizales. “El modelo utilizado en este proceso fue el constructivista, caracterizado por entregarle a los estudiantes herramientas para construir sus propios conocimientos”, puntualizó.

Un avatar, con el que los estudiantes se podían identificar, acompañaba las actividades del curso. “Además de la figura femenina que entregaba instrucciones a los chicos, cuando un adolescente no ingresaba a la plataforma por varios días, encontraba el módulo cubierto por telarañas que eran eliminadas de su pantalla a medida que iba desarrollando los trabajos”, añadió Diego Samir.

Según Vega, la inclusión digital se puede analizar desde tres estadios que se deben superar: el primero es el acceso a la tecnología; luego el uso, término relacionado con la apertura de una cuenta de correo electrónico, llamar o chatear, y finalmente la apropiación TIC, su uso racional, el cual permite generar transformación individual y colectiva.

 

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Kava en el colegio

El salón de clases se convirtió en el escenario perfecto para una competencia de conocimiento, y entre risas los estudiantes se retaban para, al final, ver en la pantalla quién punteaba en las actividades. Este aspecto permitió generar reconocimiento y despertar el interés de los adolescentes por llegar al primer lugar, señaló Melo Solarte. Mientras jugaban aprendían.

El objetivo era lograr que los participantes terminaran 2 de los 5 módulos, y para sorpresa de los investigadores el 70% de los 106 estudiantes los concluyeron todos, lo que constató que esta iniciativa académica motivaba a estudiar.

El uso en la vida diaria de la información de los cursos también hizo parte de los logros del proyecto.

Una de las estudiantes decidió realizar el módulo de crianza de pollos para engorde en vacaciones y montó un galpón con 20 animales. Otro estudiante, gracias a las actividades, logró dialogar con su familia y mejorar sus vínculos familiares.

Los estudiantes realizaban la retroalimentación durante el proceso. “Sería muy chévere poder personalizar el avatar, cambiar el color del pelo, los ojos, hasta que quede similar a mí”, escribió Valentina Pérez, alumna de la Institución Educativa Luis Edgar Durán Ramírez, ubicada en Paicol, Huila.

Al finalizar la investigación, los resultados cualitativos demostraron que los ejercicios con realidad virtual sí pueden ser un tratamiento fiable para este tipo de reacciones fóbicas, disminuirlas e incluso eliminarlas.

El interés que despertó este proceso entre las comunidades fue tal que la Universidad les brindó la posibilidad de dejar a su disposición los cursos para que los niños que estaban en primaria pudieran realizarlos.

 

Título de investigación: Construcción de ambientes innovadores e inclusivos para el aprendizaje en escenarios virtuales

Investigador principal: Ciro Alfonso Serna Mendosa

Coinvestigadores: Dolly Vargas García, Omar Antonio Vega, José Fernando Mejía Correa y Diego Samir Melo Solarte

Financiación: A esta iniciativa se vinculó la Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec-Grupo EPM), mediante una unión temporal, que fue financiada por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias), a través del Programa Nacional de Estudios Científicos en Educación. Con el apoyo del Centro de Educación a Distancia de la Universidad de Manizales y la Unidad de Formación de la Chec.

Periodo de la investigación: Entre el 2013 al 2016

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