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Simular para aprender, simular para cuidar la vida

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Juana Valentina Bustos Villalba

 

No hay que ser médico para imaginar cómo transcurre una noche común y corriente en una sala de urgencias: uno que otro parto, personas con dolores abdominales severos, crisis respiratorias y traumas a causa de riñas o peleas callejeras. En esta última situación -bastante frecuente, por desgracia, en el país- es común encontrar lesiones por arma blanca en la cavidad pleural que pone en riesgo la vida de la persona, si el procedimiento de emergencia apropiado se demora o se ignora.

La cuarta patente concedida a la Universidad de Manizales consiste precisamente en un simulador para enseñar y entrenar a los estudiantes sobre cómo realizar una torocostomía cerrada, el método por excelencia para atender traumas en el tórax.

Piense en los planos de una casa. Para dividir una habitación de la otra está el pasillo que nos permite transitar sin problema. Así funciona con los pulmones: están divididos por un espacio conocido como cavidad pleural ubicado en el tórax y que generalmente está vacía para que los pulmones puedan expandirse. Es un espacio cerrado que no permite cambios de presión, es decir que cuando se da una perforación, ya sea por arma cortopunzante, de fuego o incluso por enfermedades infecciosas o autoinmunes (en una menor proporción) se llena de sangre, aire, líquidos o pus y pierde su presión normal lo que produce un colapso pulmonar. En cuestión de minutos el médico debe introducir el tubo al tórax para drenar lo que se encuentra allí porque si no se realiza a tiempo puede provocar complicaciones o incluso la muerte.

Debiera ser un procedimiento de urgencia vital realizado a la perfección por todos los médicos generales, pero la realidad es otra. Así la torocostomía cerrada se enseñe desde los primeros años del pregrado de medicina, el entrenamiento dista mucho de la situación real, por lo que a menudo es una prueba de fuego enfrentarse a un paciente que requiere, de vida o muerte, un tubo a tórax.

 

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Los inicios

El bombillito de la idea se iluminó en el 2016 cuando el profesor, investigador y titular de esta patente, Leonardo Fabio Gil Montoya, regresó de un congreso de cirugía pediátrica donde se habló sobre educación simulada. Impulsado por esto, convocó a sus estudiantes de cátedra de investigación a realizar algo diferente. “Los invité a que pensáramos la investigación desde una invención tecnológica aplicable a la medicina y que pudiera servir para simular”, expresa.

Construir la pregunta de investigación fue tarea sencilla: Gil Montoya había encontrado un estudio según el cual el 70% de los médicos generales en el Reino Unido se habían graduado sin poner un tubo a tórax. La cifra no cambió cuando decidió replicar esa encuesta en Caldas durante el 2017. El 76% de los 103 encuestados tampoco había realizado una torocostomía cerrada; solo el 24% había puesto entre uno a 10 tubos a tórax, pero el 50% de ellos de manera incorrecta. Incluso el 90% de los médicos afirmaron que se sentían inseguros para realizarlo.

“Es un procedimiento que no requiere insumos costosos. Un tubo a tórax es barato y cualquier hospital lo tiene pero los profesionales de la salud no lo sabe poner o ignoran el procedimiento porque no tuvieron la oportunidad de practicar sus pasos”, expresa el investigador.

Según el último informe de Forensis Datos para la vida 2018, el trauma de tórax ocupa el tercer puesto de causa por muertes accidentales en el país con un total de 268 casos. Además, un estudio sobre los índices de sobrevida en trauma penetrante de tórax 2020 afirma que existe una relación directa entre el contexto de violencia de la región y las cifras de pacientes con trauma de tórax y que, históricamente, el hombre es el más afectado.

 

La patente

La Universidad de Manizales se une al proyecto del profesor Leonardo Gil para presentar una solicitud de patente de invención ante la Superintendencia de Industria y Comercio, la cual fue concedida en el 2021 bajo el nombre “Simulador de mediana-alta fidelidad para entrenamiento de torocostomía cerrada y su método”.

Es durante el proceso cuando la profesora y doctora en neurociencias, Estefanía Rojo Bustamante, hace equipo con el cirujano para formalizar el proyecto y labrar el camino de la patente apoyando en la escritura y propuesta final de la invención. “Lo que aplaudo de este proceso es que ambos provenimos de disciplinas diferentes pero trabajando en equipo hemos logrado resultados importantes”, puntualiza.

El prototipo pretende replicar al máximo el contexto real, por cuanto los simuladores disponibles en el mercado no logran responder a todas las necesidades de enseñanza requeridas en cuanto a sensibilidad, eficiencia o pasos del procedimiento. Se espera también que la invención proporcione al estudiante una retroalimentación en tiempo real.

“Usualmente los simuladores se limitan a que el tubo quede bien puesto al final; no importando si se rompió el corazón o un pulmón. Con este esperamos que el estudiante pueda practicar el proceso desde el momento de la incisión”, dice Rojo Bustamante.

 

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Simulación aplicada a la educación

Las instituciones de educación superior que ofertan programas de ciencias para la salud le han apostado a incluir dentro de sus procesos de formación la simulación clínica como una valiosa herramienta para la enseñanza y entrenamiento de procedimientos, la detección de errores frecuentes y la práctica del saber actuar en situaciones críticas

Desde el 2013, la Universidad de Manizales viene fortaleciendo la simulación clínica y luego de cinco años se concreta con el Centro de Entrenamiento en Simulación Clínica (CESCUM) y su Hospital de Simulación UM, que cuenta con simuladores de alta fidelidad en sus sala de urgencias, unidad de cuidados intensivos, gineco obstetricia, pediatría y cirugía.

“La simulación clínica ya no es el futuro sino el presente. Se posiciona como la herramienta de entrenamiento principal para alejar al paciente del riesgo que genera practicar en una situación real sin poner en riesgo la calidad del aprendizaje, porque así el estudiante logra alcanzar curvas de entrenamiento rápidamente sin exponer a los pacientes al riesgo que eso genera”, expresa Diana Montes Toro, médica, profesora y ex directora del Hospital Simulado de la Universidad de Manizales.

El nuevo simulador de torocostomía cerrada se encuentra en fase de desarrollo de software y pruebas de primeros prototipos. Se espera que para inicios del 2022 se tenga diseñada la interfaz.

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