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Comunicar en salud también es asunto de emociones

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“Estamos a punto de cumplir un año juntos… Te amo, tapabocas”, reza un meme claramente irónico que circuló antes de que se cumpliera un año de la declaratoria de pandemia por covid-19. Pero no todos en Colombia se han acostumbrado a él, no lo usan o lo hacen de manera incorrecta, aun estando informados sobre la magnitud de la enfermedad, la manera como se contagia y el efecto protector de la mascarilla.

Conocer sobre el virus no necesariamente conlleva a promover nuevos hábitos para evitarlo. y por ello muchas personas no adoptan las tan mencionadas medidas preventivas como el lavado de manos, uso de tapabocas y distanciamiento físico. Esa es la principal conclusión de la investigación Conocimiento, actitudes y prácticas hacia el Covid-19 entre los colombianos durante el brote: una encuesta transversal en línea, realizada en conjunto por la Universidad de Ohio y la Universidad de Manizales.

El estudio se basó en la aplicación de un cuestionario que interrogó a 482 colombianos sobre sus conocimientos acerca de la covid-19, actitudes hacia la capacidad de controlarlo y prácticas relacionadas con su contención. Los investigadores aclararon que en el grupo que contestó la encuesta había más mujeres (71,9%) y más personas de ciudades (31,9% Bogotá y 44,2% de otras capitales).

El cuestionario se distribuyó entre el 12 y el 26 de abril de 2020 por redes sociales, correo electrónico y WhatsApp y se basó en formatos similares a unos previamente aplicados en China y Ecuador.

La encuesta destacó que quienes la respondieron tenían niveles bajos a moderados de conocimiento sobre covid-19, pero niveles extremadamente altos de adopción de prácticas preventivas frente al virus.

Un 93,5% de los participantes aseguró no haber ido a lugares llenos de gente en la última semana. El 89,0% había usado tapabocas al salir de la casa y el 94,5% se había lavado las manos durante 20 segundos después de regresar a casa o de tocar a una persona.

Benjamin Bates es profesor de comunicación en salud del Barbara Geralds Schoonover, investigador en el Instituto de Enfermedades Infecciosas y Tropicales de la Universidad de Ohio (USA) e integrante del equipo investigador; explicó que la mayoría de colombianos dice cumplir las conductas preventivas recomendadas y que quienes muestran menos probabilidades de usar tapabocas son quienes saben menos sobre la infección (en comparación con quienes tienen mayor conocimiento) y quienes necesitan mostrar la cara en el trabajo (trabajadores del área de ventas, de servicio o de oficina). “Esto podría deberse a que conocemos mucho sobre otras enfermedades, sabemos que debemos mantenernos alejados de quienes podrían estar enfermos y debemos lavarnos las manos… pero usar una mascarilla es un comportamiento relativamente nuevo, y no es la respuesta habitual ante una enfermedad respiratoria, precisó.

También se determinó que “puede ser más importante promover campañas eficaces de cumplimiento y aplicación de las medidas preventivas, ya sea a través de la regulación o a través de normas sociales y sanciones, que intentar promover un mayor conocimiento del covid-19”, indica el artículo donde se publicaron los resultados de la investigación.

Además, que es importante garantizar los recursos disponibles para que las personas adopten estas acciones, como garantizar agua para lavarse las veces que sea necesario las manos.

 

Puede ser más importante concretar campañas eficaces de cumplimiento y aplicación de las medidas

preventivas que intentar promover un mayor conocimiento de la covid-19”.


 

Cuestión de optimismo

La encuesta encontró que el optimismo es lo que conduce a los colombianos a aplicar las medidas de prevención de la covid-19. El 74,8% de los encuestados confiaban en que Colombia tendría éxito en la lucha contra el virus, mientras que el 25,2% no pensaba igual.

Según Bates, es más probable que quienes piensan que el país y el mundo podrán superar la enfermedad adopten los comportamientos recomendados. “Es por eso que creemos que una estrategia central para combatir la pandemia es promover la confianza en la capacidad de Colombia y del mundo para eventualmente vencer esta enfermedad”, indicó.

Los jóvenes confían menos en el éxito de Colombia frente al virus, mientras que las personas mayores tienen más confianza, encontró la encuesta. Añade Bates que no tienen suficientemente clara la razón de esta tendencia. “En el estudio en China, la conclusión fue que el covid-19 es el primer gran desafío en la vida de los jóvenes, pero las personas mayores han visto a los gobiernos superar desafíos anteriores. Esto también podría explicar la diferencia en Colombia entre los jóvenes y los mayores”, explicó el profesor.

Adriana Villegas Botero, profesora de la Universidad de Manizales y quien participó en el estudio, precisó que el resultado es la foto de ese momento, es decir, en ese entonces había optimismo frente a la capacidad de Colombia de controlar el virus, pero es posible que hoy la foto sea diferente.

“Uno esperaría que con estos resultados los gobiernos en general, que tienen que hacer un esfuerzo comunicativo inmenso para lograr que la gente use el tapabocas, se lave las manos y mantenga un distanciamiento físico, que son medidas básicas, ahora tendrán que hacer otro trabajo enorme relacionado con la comunicación sobre la vacunación. Tengan en cuenta esta información sobre los conocimientos y las actitudes por grupos poblacionales para lograr una comunicación más eficiente y más focalizada”, comentó Villegas, quien además comentó que se tiende a pensar que las personas con mayor nivel de estudios tienen claro qué produce el virus y la infección y que la gente con menor formación no tanto, y “resulta que la investigación está mostrando, por ejemplo, que hay unas variaciones significativas por grupo de edad independiente del nivel de formación”, señaló.

Villegas resaltó que la comunicación no necesariamente tendría que focalizarse solo en el saber (usar el tapabocas, por ejemplo) sino en los cambios de comportamiento, porque son dos cosas distintas.

“La comunicación en salud no puede atender única y exclusivamente a lo racional. Los datos y la información son importantes, pero no puede olvidarse ese otro ámbito tan grande, tan importante, que es el mundo de las emociones que impacta en las actitudes. Se necesita toda una batería comunicativa orientada al cambio actitudinal y no solo a la información”, afirmó.

El artículo se publicó en noviembre de 2020 en el Journal of Communication in Healthcare del Reino Unido y ya lo han usado como referencia en estudios similares en Bangladesh, en Ecuador y en una encuesta transversal aplicada en 23 países. Este estudio se realizó gracias a un convenio que la Universidad de Manizales firmó con el programa de Estudios de Comunicación de la Universidad de Ohio en 2017, que incluye diferentes intercambios académicos entre ambas universidades.

“La pandemia ha dejado claro que para los médicos, las autoridades especialmente las sanitarias, en una situación de salud es importante obtener los datos, pero si no se comunican bien hay un riesgo real, se afecta la salubridad. El comunicar bien implica entender en cada contexto los conocimientos, actitudes y prácticas de una comunidad con relación con la enfermedad”, concluyó Villegas.

Actualmente se adelanta una segunda parte de la encuesta que indaga por actitudes frente al virus y por la vacunación.

 


Artículo publicado en el Journal of Communication in Healthcare (Volumen 13, 2020 – Número 4), con el nombre: Knowledge, attitudes, and practices towards COVID-19 among Colombians during the outbreak: an online cross-sectional survey

 

Título de investigación: Knowledge, attitudes, and practices towards COVID-19 among Colombians during the outbreak: an online cross-sectional survey

Investigador principal: Benjamin Bates

Coinvestigadores: Adriana Villegas Botero y Mario Grijalba

Grupo de Investigación de la Comunicación.
Escuela de Comunicación Social y Periodismo

Instituciones participantes: Universidad de Ohio y la Universidad de Manizales

Financiación: Universidad de Manizales – Universidad de Ohio

Periodo de la investigación: Abril-mayo de 2020Noviembre de 2016 a marzo de 2017

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